11 de enero de 2008

BALI (1), WAKA GANGGA

Ya desde el momento de llegar al aeropuerto de Denpasar el sabado por la noche, tuve la certeza de que las vacaciones iban a ser especiales.
Para entrar a Indonesia, todos los turistas necesitamos visado, que se consigue in situ en la sala de entrada, previo pago de 50$ a los funcionarios balineses, parapetados tras altos mostradores de madera, enfundados en impecables uniformes color kaki, que contrastan con su oscura piel resaltando sus expresivos ojos que bajo la gorra transmiten una amabilidad poco comun en sus colegas de otros paises.
Tras el preceptivo tramite, recogemos maletas y buscamos al conductor del hotel que viene a buscarnos. Es ese momento en el que ves carteles con todos los nombres excepto el tuyo, en el que los pensamientos mas peregrinos bullen en tu cabeza mientras sientes un pinchazo en el estomago(no seria una web de pega que te sablea el deposito y que no tiene mas que hoteles fantasma), pero tras la tension inicial encontramos a nuestro conductor, que nos condujo hasta Waka Gangga, por estrechas carreteras jalonadas de todo tipo de tiendas y talleres de artesania. Segun nos alejabamos de Denpasar, nos parecio que nos adentrabamos en zona sagrada, por los incontables minusculos templos que aparecian por todas partes, en mitad de la oscura noche.
Pronto nos explicaron que cada familia en Bali honra a sus antepasados en un pequeno templo que construye anexo a la vivienda familiar, en un pequeno patio, que independientemente de la situacion economica de la familia, se cubrira de coloridas ofrendas florales, preparadas fervorosamente por las mujeres de la casa cada dia del anyo.
Gangga es una pequena poblacion al Oeste de Bali, siguiendo la carretera que sigue la costa desde la popular y atestada zona turistica de Kuta y las mas exclusivas Legian y Seminak con preciosas playas surferas y hoteles de superlujo, para adentrarse en la Bali rural, de las plantaciones de arroz en cuidadas terrazas, los granjeros ociosos sentados en las calles y los Vespinos cargados con familias enteras, mujeres con fardos inmensos de hojas de coco, sacos de aromaticas especias o bolsones de baratijas para vender en el mercado.
El hotel parecia sacado de una pelicula, cerca de la medianoche, alejados de las luces de la civilizacion, las velas y lamparas de inspiracion etnica le daban un aspecto fantastico, arropado por el rugido tranquilo del oceano, que solo intuiamos por el interminable frente de espuma blanca que veiamos mas alla del estanque de lotos, junto a la Recepcion del hotel situada en una tipica cabanya balinesa, abierta a la calida y despejada noche, mientras tomabamos el primero de muchos deliciosos zumos de fruta.


Aunque nos acostamos tarde impactadas por nuestra habitacion-cabanya, con banyera de piedra, ducha al aire libre, cama con dosel interminable y demas pijadas, me desperte temprano y sali a pasear por los jardines que conducian a la playa.
Si la impresion nocturna fue prometedora, la constatacion diurna fue espectacular.
Nuestra cabanya estaba rodeada de campos de arroz por un lado y estanques de lotos por otro, con una pequena terraza a la puerta, digna de una postal.





Al terminar el jardin, una suave pendiente de cuidado cesped llevaba a la piscina frente al Indico, que se extendia mas alla de lo que la vista alcanza hacia el norte y el sur.



En Gangga la arena es negra, volcanica, y esconde minuscusculos cangrejitos que producen estas curiosas formaciones al excavar sus madrigueras:


Pasear por la playa de Gangga temprano por la manana es un lujo dificilmente superable. La fuerza del oceano, con un frente de olas que se extiende perfectamente paralelo a la linea de la costa durante kilometros y kilometros, no invitaba precisamente al banyo, pero si a la contemplacion. Despues me entere de que esta prohibido banyarse en esas playas, por la fuerza de las corrientes y las olas. La verdad es que la naturaleza es sabia, y de esa forma se protege de los turistas con flotador y aceite de coco, conservando toda su belleza para esa contemplacion mistica en la que me vi transportada.



En mi paseo encontre restos de ofrendas, hojas de coco, petalos de flores y palitos de incienso; una joven madre con un monton de crios, que me saludaron diciendo "Hello, hello", encantados de ver algun turista, y un pequeno templo multicolor protegido por dragones y serpientes marinas:



2 comentarios:

Aldebaran dijo...

Bonitas fotos...
El contacto con una naturaleza tan virgen tiene que ser impactante.

Un saludo

matoki dijo...

Pues si te han gustado, espera a ver el resto!