25 de febrero de 2007

Debeis pensar que me ha tragado la tierra, porque hace un monton que no escribo... Lo cierto es que he estado bastante liada ultimamente, sobre todo desde que llegue el martes a Busan, al sur de Corea del sur.

En este punto deberia incluir una vista aerea de Busan desde el avion, pero se me olvido sacar la camara, asi que como no tengo foto disponible, os lo describire verbalmente con la agil prosa que me caracteriza.

La costa sur de Corea, donde se enclaba Busan, esta salpicada de islitas e islotes montanosos, llenos de enormes edificios en los que se aglomera parte de los 8 millones de habitantes de la ciudad. El resto vive en otros macrocomplejos urbanisticos, formados por decenas de torres identicas de 40 o 50 pisos, sin valor estetico alguno, que se agolpan alla donde hay unos cuantos metros cuadrados disponibles, en el fondo de estrechas gargantas y en las mismas laderas de las montanas. Una orgia de ladrillo y hormigon en la que al parecer los coreanos se sientesn muy agusto, ya que son absolutamente gregarios, y necesitan verse rodeados de semejantes para sentirse seguros...
No he visto mucho de la ciudad, porque desde que llegue no he hecho mas que trabajar hasta las mil, y mi hotel esta en una zona mas bien alejada del centro, donde no hay mucho que ver, salvo luminosos de neon por todas partes y los susodichos edificios de apartamentos.
El dia que llegamos sali a dar una vuelta aprovechando que David tenia una reunion, asi que me cogi el metro y me plante en Seomyeon

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