13 de mayo de 2008

Hoy hace 3 años

Me recuerda a una canción de Hombres G, “Hoy hace un año”

Hoy, hace un año,
Las calles frías me han visto pasar…


Hace mas de 20 años de esta canción, y aun me acuerdo perfectamente de cómo salíamos corriendo del colegio con nuestros uniformes marrones y las faldas remangadas para enseñar las rodillas, para apostarnos frente a la entrada del garaje “Canito”, en General Perón, de camino a casa, por si coincidíamos con David Summers y los suyos cuando iban a ensayar… La verdad es que les vimos dos o tres veces, pero eso sirvió para animar nuestros paseos a casa a medio día y por la tarde, durante meses…
Me sigue gustando esa canción, y aun me emociono con “Temblando”, “Te quiero” o “Un par de palabras”, 25 años después…

Es curioso como pasa el tiempo. Pero el caso es que hoy hace 3 años que llegue a Tokio. Y también me acuerdo como si fuera ayer, del primer viaje en el Limousine Bus desde Narita.
Como en la canción, las calles frías me veían pasar… No hacia frío, pero llovía y estaba desapacible. Y las calles eran frías, por grises e impersonales. Porque llegaba a una ciudad nueva, un país nuevo en el que no conocía nada ni a nadie, no entendía nada y no podía hablar…
Me acuerdo de que me sorprendieron los campos de béisbol con las enormes redes de protección, que se veían por todas partes desde el Bus del aeropuerto. Y de las autopistas a distintos niveles que pasaban sorprendentemente cerca de los apiñados edificios de oficinas y apartamentos. Me pareció que Tokio era horrorosa y caótica. Gris, inmensa y desordenada. Ni siquiera me pareció limpia… Por un momento me plantee si no debería tener miedo… Todo el mundo me preguntaba antes de venir si tenia miedo, y yo decía que no, que por que debía tenerlo. Me decían que era muy valiente, y yo la verdad es que no veía la necesidad del valor para nada, pero cuando estaba en el Limousine Bus me cruzo por la cabeza la idea de “quizás debería tener un poco de miedo…”
Pero también me acuerdo de que como fue cambiando todo en cuestión de horas, y días. Como empecé a encontrarle el calor a esta macro urbe. Como pronto descubrí a los que entre todos mis compañeros de ETP y personas relacionadas, serian mis amigos del alma, los “sustitutos” de mi familia (si es que se pudiera sustituir a la familia, aunque fuera temporalmente). Me acuerdo de mi “momento” Tokio, una tarde saliendo de la escuela, corriendo como siempre, mientras atravesaba el cruce de Shibuya, cerca de Hachiko… En una décima de segundo comprendí que vivía en Tokio. Quiero decir, no estaba en Tokio, no estudiaba en Tokio: VIVIA en Tokio. Lo he hablado con más gente, y a muchos les ha pasado lo mismo: en un momento dado, te das cuenta de que eres parte de la ciudad, que perteneces a ella. Eso me paso en el cruce de Shibuya, corriendo hacia Aoyama Dori. Un momento de comunión con esta gran Tokio que me apasiona.
Sigue siendo tan caótica en el diseño como ordenada en las costumbres. Tan gris e impersonal como entonces, pero ahora he descubierto sus rincones, su color y su calor, y ya no es extraña, es mi ciudad, tanto como lo puede ser Madrid, aunque aquí solo conozca un 10% del total…

En estos 3 años me han pasado mil cosas, casi todas buenas o buenísimas, y muy pocas malas. Probablemente lo mejor haya sido la gente increíble que he conocido, mis amigas japonesas: Minako, Makiko, Akiyo, Kumi…mis amigos de ETP: Fabienne, Linda, Nacho, Arnaud, Alena, Anna, Pepe, Philip, JR… mis otros amigos que no son ETP’s, Armando, Nacho, Anna, Paz, Naumi, Anita, Beatriz, Carlos, Go, Sylvain. Las personas que se han portado conmigo como si fuera de su familia, los Kandori, los Saeki, los Maeda… Hay tanta gente responsable de que mi estancia en Tokio haya sido tan agradable, que tardaría otros 3 años en darles las gracias a todos.
También me han pasado otras cosas sorprendentes: he salido en la tele y los periódicos, he ido a fiestas en Embajadas, he vivido con frikis, he entrevistado a estrellas de la música y las artes, me han regalado una permanente alisadora, he dado clases sobre España a niños japoneses, he recogido tomates y berenjenas, he hecho pan y bollos en una fabrica,he tenido problemas domesticos, he subido al Fuji, he viajado, he estado "prisionera", he disfrutado, he reído, he llorado. He echado mucho de menos estar en Madrid cuando mi hermana estaba embarazada, y cuando nació mi sobrino, y en los cumpleaños de Miguel y Maria, y cuando mis padres han estado enfermos, o han celebrado algo en familia…

Soy consciente de la suerte que tengo por poder disfrutar de esta oportunidad, y también de que no doy suficientemente las gracias a Dios por permitirme estar aquí viviendo tantas experiencias increíbles. Sirva este post de agradecimiento por todo lo bueno que me esta pasando, y por lo que me queda por venir.

Pues nada, eso. Que hoy hace 3 años, y que aun me queda un poquito mas de estar aquí…

4 comentarios:

Ignacio dijo...

Tres años ya eh? Felicidades!!! Siempre es emotivo ver como has transformado algo en tu hogar. :)

Resulta especialmente inspirador ver todo lo que has podido hacer en tres años. Durará lo que dure, pero nunca podrás echarte en cara que no lo aprovechaste!!!

:D

Rachel dijo...

Que mas decir, si ya te lo has escrito tu todo..... Que espero que tu estancia allí siga siendo igual de provechosa, que los recuerdos que te traigas de allí (si es que te vuelves algún día, jejeje) te duren toda la vida...

Enhorabuena por esos tres años ^__^ (y que gracias a ellos he podido conocerte un poquito mas que ser una compañera de trabajo de Ramón)

matoki dijo...

Si Ignacio, tu lo sabes bien por tu experiencia en Londres. Ahora se acerca la tokiota, GANBATTE NE!!!

matoki dijo...

Rachel! que alegria verte de nuevo por aqui!!!
Ultimamente he entrado mucho en tu blog, pero no veia posts nuevos, me imagino que habreis estado liadisimos con la clinica. Ahora mismo me paso a echar un vistacillo...

Muacs!